Es un retraso en la aparición o en el desarrollo de todos los niveles del lenguaje (fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático), que afecta sobre todo a la expresión y, en menor medida, a la comprensión, sin que esto se deba a un trastorno generalizado del desarrollo, ni a déficit auditivo o trastornos neurológicos.
La aparición del lenguaje y la expresión es más tardía de lo habitual, y se desarrolla lentamente y desfasada con respecto a lo que cabe esperar de un niño de esa edad cronológica.
Podemos señalar como criterios significativos para detectar un retraso del lenguaje:
CLASIFICACIÓN DE LOS RETRASOS DEL LENGUAJE.
La clasificación de los retrasos en el desarrollo del lenguaje es problemática, por una parte, debido a la dificultad de establecer una clasificación bien fundamentada y por otra, a consecuencia de los distintos puntos de vista que los autores tienen al respecto. Otros creen que la clasificación de estas alteraciones carece de importancia ya que están originadas por trastornos afectivos.
Este desfase cronológico se manifiesta generalmente:
A nivel de producción:
A nivel fonológico:
A nivel Semántico:
A nivel Morfosintáctico:
A nivel Pragmático:
A nivel de comprensión:
A nivel de imitación provocada:
Al retraso de lenguaje acompañan otros síntomas no lingüísticos entre los que destacamos:
Dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura y otros aprendizajes escolares
CAUSAS DEL RETRASO DEL LENGUAJE
Son muchas las causas o más bien los factores desencadenantes que pueden provocar o desencadenar retrasos en el lenguaje. (Gallardo, 2003).
Variables de tipo psicoafectivo y sociocultural.
Para POROT (1980) los factores afectivos y emocionales a menudo generan confusión, pues no se sabe si están en el origen del trastorno o son una consecuencia de los propios trastornos del habla y del lenguaje. Entre los aspectos que debemos considerar en este grupo se señalan (Lobrot):
– La existencia de ambientes socioculturales pobres que perpetúan al niño en formas de comunicación limitada.
– La falta de comunicación afectivo-comunicativa en las relaciones familiares de los padres con sus hijos.
– El mantenimiento de actitudes familiares inadecuadas (sobreprotección, rechazo, celos…), que impiden cualquier iniciativa y progreso por parte del niño. – Las situaciones sociales desfavorables como los casos de bilingüismo mal integrado, condiciones socioeconómicas adversas, desintegración familiar, etc.
Variables de tipo cognitivo. En este apartado debemos referirnos a los mecanismos cognitivos y de procesamiento de la información más que a trastornos intelectuales o deficiencia mental. Lo niños con retraso del lenguaje no tienen retraso intelectual, es más un problema de atención, memoria o procesamiento lingüístico.
Variables de tipo neurológico. En los retrasos del lenguaje en ocasiones la disfunción cerebral es clara pero en ocasiones la patología tiene un origen difuso. La disfunción cerebral mínima se caracteriza por dificultades del aprendizaje, reducción de la atención, distracción, hiperactividad, impulsividad, labilidad emocional y con frecuencia trastorno del desarrollo de la percepción motora y del lenguaje. El término implica una causa neurológica pero en la mayoría de los casos no existen signos neurológicos inequívocos y existe una tendencia a aplicar el término como etiqueta a cualquier niño que presenta dificultades de aprendizaje específicas o trastornos de conducta.
Para Del BARRIO (1985), según Gallardo (2003), en los casos más graves (afasias congénitas) las causas siempre habrá que buscarlas en las lesiones de las áreas cerebrales implicadas en la producción del lenguaje y su gravedad será tanto mayor cuanto más grande sea la zona afectada. LEBLANC (1991: 564) incorpora tres hipótesis etiológicas a considerar:
1. Un retraso severo en la maduración de los relevos entre las vías auditivas y los sistemas de diferenciación y de integración de los sonidos verbales (BENTON, 1964).
2. Existencia de lesiones cerebrales precoces en los lóbulos temporales y áreas parietooccipitales (EISENSON, 1968; LANDAU, GOLDSTEIN y KLEFFNER, 1960).
3. Retraso madurativo cerebral en los procesos auditivos (EISENSON, 1968). A todo lo anterior habría que añadir las lesiones de origen vascular, las infecciones, los tumores cerebrales y los traumatismos. De todos modos y a pesar de la dificultad etiológica se admite, que para diagnosticar un retraso del lenguaje debemos descartar las pérdidas auditivas, los retrasos intelectuales o graves trastornos de la personalidad.
El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) es un trastorno grave y duradero que afecta a la adquisición del lenguaje desde sus inicios, se prolonga durante la infancia y la adolescencia, pudiendo dejar en algunos casos secuelas significativas en la edad adulta.
El término de TEL ha ido sustituyendo progresivamente al término más antiguo de «disfasia» que apenas es utilizado en estos momentos por los especialistas internacionales.
PREVALENCIA
La prevalencia en el TEL es de un 2% y 7% de la población infantil con un ratio 2:1/3:1 para los varones.
AFECTACIÓN
El trastorno puede afectar a uno, varios o todos los componentes del sistema lingüístico (fonología, morfosintaxis, semántica y/o pragmática), reconociéndose por tanto el carácter heterogéneo de los perfiles lingüísticos de los niños con TEL y la posible existencia de distintos subgrupos o categorías clínicas. Dada esta heterogeneidad y la escasez de investigaciones controladas, se fomenta el análisis y descripción de los perfiles lingüísticos individuales como elementos de referencia para identificar las distintas formas de TEL. La ASHA, especifica que además suelen presentar problemas de procesamiento del lenguaje o de abstracción de la información significativa para almacenamiento y recuperación por la memoria.
Cuando decimos que un persona presenta un diagnóstico de TEL hacemos referencia a que presenta alteraciones en el desarrollo de la comprensión y/o expresión del lenguaje (más de 1 año de retraso en edades preescolares) que no pueden explicarse por problemas intelectuales, sensoriomotores o estructurales del aparato del habla, deterioros sensoriales, auditivos, ambientales, lesiones o disfunciones neurológicas evidentes o cualquiera de los tipos de trastorno generalizado del desarrollo. (Se excluyen por supuesto los trastornos adquiridos o afasias).
Las dificultades en el lenguaje y la comunicación provocan altos índices de fracaso escolar y muchos problemas de integración social.
CASIFICACIÓN: Descripción de los TEL de Rapin y Allen
1. Dispraxia verbal:
2. Déficit de programación fonológica:
3. Agnosia auditivo-verbal;
4. Déficit fonológico-sintáctico:
5. Déficit semántico-pragmático:
6. Déficit léxico-sintáctico:
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