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Alteraciones en el Habla


 

La voz es un sonido producido por la laringe a partir del aire pulmonar espirado, que luego es amplificado y reforzado por las cavidades de resonancia (faringe, cavidad nasal, cavidad bucal y labios). Pero, además, la voz no sólo refleja sino que es influida por los diferentes estados de ánimo de la persona, su personalidad, salud, etc.

El cerebro gobierna la puesta en marcha del instrumento vocal y dirige la ejecución de la actividad muscular implicada (caja torácica, pulmones, cuerdas vocales y órganos resonadores).

La disfonía es la alteración de algunas de las cualidades acústicas de la voz (intensidad, tono, timbre y duración) como consecuencia de un trastorno orgánico o por un uso inadecuado de la voz (funcional), pudiendo ser permanente o transitorio. Por lo tanto, la afonía sería la pérdida total de la voz.

La etiología de las alteraciones de la voz puede ser orgánica, fisiológica, psicológica y ambiental, existiendo unos factores que determinan la aparición de dichas alteraciones o que las mantienen, e incluso, las agravan, tales como las enfermedades del aparato respiratorio (laringitis, bronquitis crónicas, asma, vegetaciones…), malformaciones laríngeas, intervenciones quirúrgicas, traumatismo laríngeo, uso respiratorio y vocal inadecuado, características comportamentales, el ambiente familiar y social y las alteraciones de la audición, entre otros.

Determinar cómo y en qué grado es patológica una voz no siempre es fácil, ya que son múltiples los factores que influyen directamente en dicha estimación (circunstancias afectivas y emocionales, factores culturales, edad, sexo, exigencias profesionales, autovaloración de la propia voz…). Así pues, para diagnosticar con precisión la patología vocal es preciso realizar un estudio exhaustivo y minucioso en el que se incluya, además de los datos relativos a los antecedentes familiares y personales, así como a la historia de la enfermedad, una exploración orgánica de la faringe, laringe y cavidades de resonancia, una exploración funcional de la actitud postural, coordinación fono- respiratoria, débito vocal y tiempo máximo de fonación y espiración, una exploración funcional laríngea mediante laringoestroboscopia o fibroscopia y un análisis acústico de la voz de la frecuencia fundamental, extensión tonal, intensidad y fonetograma.

Las disfonías se pueden clasificar en función de tres criterios:

  1. -Cuantitativo
  • Afonía: pérdida total de la voz.
  • Disfonía: alteración de la voz en cualquiera de sus cualidades.
  1. Localización
  • Laringofonías: son disfonías localizadas en la laringe y que ocasionan una mala impostación (tono inadecuado), ronquera vocal (voz muy fuerte, sin timbre y demasiado grave), una laringitis funcional (procesos inflamatorios por un abuso prolongado de la voz gritada) y fonastenia o cansancio vocal (voz débil, poco profunda y sin timbre).
  • Rinofonías: son alteraciones de la resonancia o nasalización de la fonación. Pueden ser:
    •  Rinofonías abiertas: el aire se escapa por la nariz durante la fonación.

      Rinofonías cerradas: una obstrucción nasal que impide el paso del aire por las fosas nasales. 

      1. Etiología.-
      • Disfonías orgánicas: producidas por lesiones en los órganos de la fonación debidas a causas congénitas (lesiones cerebrales, malformaciones, parálisis, factores endocrinos…), inflamatorias (laringitis aguda y crónica) y traumáticas (lesiones por heridas, quemaduras, radioterapias, intervenciones quirúrgicas…).
      • Disfonías funcionales: producidas por una alteración de la actitud vocal que puede complicarse con lesiones orgánicas de la laringe provocadas por el esfuerzo vocal (nódulos) o por alteraciones orgánicas transitorias (laringitis). Son factores desencadenantes la laringitis aguda, los traumatismos y las alergias, los factores psicológicos, las enfermedades sistémicas, etc. Son factores favorecedores la obligación de hablar o cantar, las características psicológicas personales, el consumo de tabaco y alcohol, afecciones crónicas otorrinolaringológicas, un mal control audiofonatorio, una técnica vocal defectuosa, exposición a ruidos excesivos, polvo, vapores irritantes, etc.

Según la alteración de la actitud vocal y cómo el paciente la compensa, se pueden distinguir dos tipos de disfonía funcional:

. Hipercinética o hipertónicas: excesiva tensión de las cuerdas vocales durante la fonación, con comportamiento de esfuerzo.

            . Hipocinéticas o hipotónicas: las cuerdas vocales no se cierran totalmente por falta de tensión muscular, con compensación de las estructuras adyacentes.

En el caso de las disfonías funcionales, un comportamiento de esfuerzo vocal puede dar lugar a una alteración laríngea objetivable, es lo que se conoce como laringopatías funcionales, alteraciones de la mucosa del pliegue vocal producidas por un comportamiento vocal defectuoso, ocasionando la formación de nódulos y pólipos.

En general, las disfonías orgánicas tienen tratamiento quirúrgico y, posteriormente, rehabilitador, mientras que las funcionales tienen una intervención logopédica aunque, según los casos, precisen un acto quirúrgico o medicación.

La intervención logopédica de las alteraciones de la voz va dirigida a restablecer la postura adecuada y la mecánica respiratoria correcta, reducir la tensión muscular y eliminar los esfuerzos laríngeos, así como adaptar las cavidades de resonancia al sonido emitido por la laringe.

Al inicio de la reeducación vocal se ha de proporcionar, según los casos,  una información detallada al paciente sobre una correcta higiene vocal orientada a disminuir las agresiones vocales y a ejercitar una prevención activa, aconsejando reducir hábitos tóxicos y factores predisponentes (ambientes secos, fríos o muy calientes, cambios bruscos de temperatura ambiental…), no hacer un uso prolongado de la voz, tratar adecuadamente las alteraciones e infecciones de las vías aéreas superiores, mantener un ritmo de vida lo más sano posible, emplear la voz a un volumen moderado, etc.

La reeducación vocal consiste en restablecer una adecuada actitud postural para conseguir la mejor voz con el menor esfuerzo posible, ejercicios de relajación para reducir la tensión muscular, ejercicios respiratorios dirigidos a alargar la fonación, regular el aire espirado, aumentar o disminuir el volumen de la voz y conseguir una correcta respiración, así como restablecer las cualidades del sonido que se encuentren alteradas (intensidad, duración, tono y timbre).

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